martes, 25 de diciembre de 2012

Cuando Dios esconde su Rostro. Miqueas 3


Hay muchas personas que creen que Dios no se esconde, cuando todas las cosas nos salen bien, nuestra vida está llena de éxitos consideramos que Dios está con nosotros.
Pero hay momentos en la vida de un cristiano cuando las cosas no le salen tal como lo esperaba, cada día parece que las cosas van de mal en peor. ¿Qué debemos hacer? Lamentarnos y renunciar a lo que estamos haciendo o inclusive renunciar a Dios.

¡No! Eso no sería lo más acertado, lo más correcto sería preguntarnos qué está pasando con nosotros, que estamos haciendo. Como es nuestro comportamiento frente a Dios.
Muchas veces como cristianos nos creemos ser muy justos pero actuamos de manera muy diferente a lo que decimos ser. V 1 “Dije: Oíd ahora, príncipes de Jacob, y jefes de la casa de Israel: ¿No concierne a vosotros saber lo que es justo?
Dios ama al pecador pero aborrece al pecado, cuando un cristiano ama al pecado automáticamente se aleja de Dios y es como si él se ocultara. V 4 “Entonces clamaréis a Jehová, y no os responderá; antes esconderá de vosotros su rostro en aquel tiempo, por cuanto hicisteis malvadas obras.
A Dios le molesta que se anuncie su palabra pero de acuerdo a la conveniencia del hombre y sobre todo de quien la predica. V 5 “Así ha dicho Jehová acerca de los profetas que hacen errar a mi pueblo, y claman: Paz, cuando tienen algo que comer, y al que no les da de comer, proclaman guerra contra él:
Dios avergüenza a quien toma su nombre para decir mentiras y engañar al pueblo. V 7 “Y serán avergonzados los profetas, y se confundirán los adivinos; y ellos todos cerrarán sus labios, porque no hay respuesta de Dios.
Llegara un momento donde Dios no escuchara las oraciones del pueblo. La oración no es una estrategia para que las cosas nos salgan tal como nosotros queremos, la oración es una forma de mantener nuestra buena relación con Dios. Isaías 1: 15 “Cuando extendáis vuestras manos, yo esconderé de vosotros mis ojos; asimismo cuando multipliquéis la oración, yo no oiré; llenas están de sangre vuestras manos.
Nuestro arrepentimiento de corazón, es decir el dejar de hacer lo malo delante de los ojos de Dios, es lo único que sirve para que Jehová no oculte su rostro de nosotros. Isaías 1: 16 “Lavaos y limpiaos; quitad la iniquidad de vuestras obras de delante de mis ojos; dejad de hacer lo malo;
Dios quiere que tengamos un cambio de vida, no solo que digamos que ahora somos cristianos. V 17 “aprended a hacer el bien; buscad el juicio, restituid al agraviado, haced justicia al huérfano, amparad a la viuda.
Hoy en día cristiano puede llamarse cualquiera, creer en Dios puede hacerlo cualquiera. Santiago 2: 19“tú crees que Dios es uno; bien haces. También los demonios creen, y tiemblan.

No permitas que por tu comportamiento Dios esconda su rostro



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